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Mientras la lluvia anegaba las calles, una pregunta recorrió Granadero Baigorria: dónde está el intendente?
La respuesta la tenían algunos dirigentes, los medios que callan, los fanáticos enceguecidos y seguramente algunos que estuvieron en la cancha mirando a Central: dónde estaban Adrián Maglia y su equipo?
Es obvio que a ningún funcionario le entusiasma tener que dar explicaciones sobre situaciones que explicitan la mala o la falta de gestión; hay pocas cosas más evidentes del fracaso que observar las mismas cuadras inundadas ante cada lluvia.
Maglia ya lo ha hecho en otras oportunidades: se esconde al momento de dar explicaciones. Lo hizo cuando balearon los cajeros del Banco de Santa Fe. Despareció en el masivo corte de energía eléctrica del año pasado en dónde la ciudad estuvo sin luz durante días. Se borró durante la pandemia, se vacunó cuando no le correspondía. Adrián Maglia será recordado como uno de los peores -si no el peor- intendente de Granadero Baigorria. Todo su gobierno es una sucesión de actos carentes de sentidos, sin rumbo fijo, un gobierno que nunca mantuvo las puertas del Municipio abiertas y prefirió (literal) que la gente entre al edificio municipal por un portón mientras que la puerta principal sólo es accequible para amigos (de los funcionarios). Todo un símbolo de un gobierno a espaldas de la gente y con acceso restringido sólo para amigos.
Pese a que gran parte de los que habitamos esta ciudad tenemos la certeza que su gobierno fue un fiasco, pese eso Maglia busca la reelección. Y lo extraño es que quizás consiga su objetivo.
Baigorria es una ciudad que está al borde del precipicio, cada día más al borde. El malhumor ciudadano avanza mientras Maglia y sus medios conversos siguen apostando a un relato bizarro que haga creer a los ciudadanos que de eso se trata gobernar. Ante las inundaciones hablaron de sabotaje y de televisores arrojados a las zanjas.
Ante el reclamo por la privatización de espacios públicos, dijeron que se metió la política. Javier Minetti, Graciela Bordón, Mauro Ferrero Datri e Irma Catania forman parte del sequito de aplaudidores que sostienen esta forma de gobierno oscurantista.
Maglia tiene por delante seis meses de zozobra en dónde no sólo deberá contener a sus amigos por conveniencia, sus ex aliados, sus pocos aliados. También deberá enfrentar el descontento ciudadano por el aumento de la TGI y el Drei de junio, el conflicto sindical de los empleados municipales, la inseguridad, la economía.
Maglia continuará sin hacerse cargo del naufragio. Seguirá siendo un comentarista indignado del gobierno nacional y provincial de su mismo espacio político. Continuará siendo la cara del desastre. Sabe que pese a que sea reelegido, su carrera política está llegando al final y sólo dejará como recuerdo haberse vacunado cuando no correspondía, la promesa eterna de la llegada de la UTN, el INTI, el INTA, una villa olímpica, la privatización de los espacios públicos, la falta de acceso a la información pública, empresas municipales con cuentas pocos claras y el relato fantasioso de una ciudad que no existe, salvo en su imaginación.
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