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Se conoce como la Edad Media o Medievo al período histórico comprendido entre el siglo V y el XV. Su inicio se sitúa aproximadamente en el año 476, cuando se produce la caída del Imperio Romano de Occidente, y su final en 1492, año en el que Colón llegó a América.
En esa época, los libros eran bienes caros, suntuosos, su valor trascendía el contenido que albergaban. En esencia eran obras de artes realizadas por monjes calígrafos, artistas anónimos que en el silencio y soledad gestaban la paciente tarea de copiar manuscritos letra a letra en pequeños cubículos adyacentes a los claustros o en la soledad de sus celdas,
Los libros se copiaban en el complejo alfabeto medieval: palabras encadenadas entre sí, sin espacios de separación, no existían ni las mayúsculas ni las minúsculas, tampoco los signos de puntuación
En aquellos día, cada libro era el resultado de años de meticulosa labor, un detalle que poco inquietaba, pues en el año 1400 los lectores eran una rara avis. Felipe II, apodado El Atrevido, duque de Borgoña, se vanagloriaba de su biblioteca, la más vasta de su tiempo, con estantes que albergaban más de seiscientos volúmenes.
Hasta que un orfebre alemán llamado Gutemberg dio a conocer un instrumento en el que había trabajado durante muchos años en secreto. Era un aparato enorme y revolucionario que iba a cambiar todo. Con esa nueva máquina de tipos móviles se imprimió la Bibliia en dos volúmenes , a dos columnas de mi mil doscientas ochenta y seis páginas. Eran dos libros tan hermosos como los que realizaban los monjes pero con una diferencia: se podían realizar doscientos copias en muchísimo menos tiempo del que a los voluntariosos monjes les demandaba componer un solo ejemplar.
En poco tiempo las imprentas se multiplicaron por las principales ciudades de Europa. A comienzo del siglo XVI ya se imprimían más de treinta mil títulos por año. Europa entonces contaba con cien millones de habitantes, analfabetos la mayor parte de ellos. Según algunos historiadores la mayoría de esos volúmenes iban a bibliotecas y universidades
En los primeros años las ediciones eran de no más de cien libros pero a partir de la mitad del siglo XVI, se empezaban a imprimir unas mil copias por cada título .
En nuestro país, el amor por los libros tiene fecha: el 13 de septiembre de 1810 se fundó la Biblioteca Nacional. Ese acto revolucionario lo hizo un tal Manuel Belgrano.
Desde entonces uno de los orgullos argentinos era la cantidad de libros que se editaban, la cantidad de lectores, la cantidad de bibliotecas. Tambien desde 1810 nos uno de los orgullos argentinos era la calidad de los libros que se editaban, la calidad de los lectores , la calidad de las bibliotecas. Y la cantidad y la calidad de los autores.
Artlt, Borges, Bioy Casares, Cortazar, Soriano, Pizarnik,
Borges decia: “De los diversos instrumentos del hombre el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”.
Borges sabía que la lectura es una forma de felicidad. Así lo cuenta Vicente Battista en un artículo reciente.
Según el presidente Milei “la educación pública ha hecho mucho daño lavando el cerebro de la gente” quizás por eso la Secretaría de Educación eliminó el programa “Libros para aprender” y fueron cancelados los catorce millones de ejemplares que habitualmente se compraban para distribuir en las escuelas de la Nación.
Quizás por eso, en la marcha en defensa de la educación pública que se realizó el pasado martes 23, una de las consignas era ir con un libro en la mano.
Según la Cámara Argentina del Libro, actualmente la tirada promedio en nuestro país llega a los mil ejemplares aproximadamente.
Milei es el presidente que nos dijo que con su programa de gobierno «en 15 años Argentina podría estar alcanzando niveles de vida similares a los que tiene Italia o Francia. Si me dan 20 años, como Alemania, y si me dan 35 años, Estados Unidos».
Por ahora este sujeto que tiene como asesor a un perro muerto, en cuanto a la tirada de libros ya estamos en la Europa del siglo XVI.
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Comentarios
Y maglia que cerro la biblioteca de calle rivadavia?
ResponderEliminarPara leer primero hay que aprender a leer En Baigorria los concejales no hablab bien, imaginate
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