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El 1/9 te contábamos en crónicasdebaigorria.blogspot.com que Héctor Floriani, director general del Ente de Coordinación Metropolitana (Ecom), afirmaba que “Hay una voluntad del gobierno provincial de avanzar en la realización del llamado Parque Habitacional de la Cabecera, en la conexión a Granadero Baigorria. Eso tiene un principio de realización y la idea es avanzar. Se ha pensado en la posibilidad de enriquecer ese proyecto de desarrollo urbano, que implica la mejora del barrio Remanso Valerio, con una obra significativa como es el Puerto de la Música”, reconoció.
“Pero hay que decir que por el momento es solo una hipótesis. La idea es poner algo allí que enriquezca el proyecto. Puede ser el Puerto de la Música, pero no está confirmado que sea el proyecto definitivo”, añadió en diálogo con Rosario/12.
Lo que publicábamos días atrás se ha confirmado: el Puerto de la Música no es un proyecto cultural, solo es una oportunidad de negocios. El gobierno provincial de Maximiliano Pullaro quiere ganar apoyo en el sur provincial y desea que su gestión sea recordada como la que realizó la mayor transformación urbana en la región. Con tasas de desempleo y hambre que mes a mes baten récords, la promesa de revitalizar la economía generando empleo y hablando de un progreso basado en el cemento hace que muchos no cuestionen lo que está por suceder. Un poder político local abyecto y genuflexo no informa a los ciudadanos que el progreso que plantean Pullaro y Maglia es a costa de la pérdida del espacio verde público y gratuito. Quizás no lo sepan o quizás les convenga callarse. O, lo que es peor, salen a hablar una vez que todo está cerrado. Fingen estar en contra, pero son totalmente funcionales al proyecto. En nuestro concejo hay al menos un par de concejales que se autoperciben oposición.
El gobierno de Pullaro ha creado por decreto una unidad de gestión dedicada a supervisar y coordinar algunos proyectos y será responsable de la implementación y seguimiento de los mismos. Los dos proyectos más urgentes e importantes que tendrá a cargo esta nueva dependencia son la construcción de la Villa Sudamericana para los Juegos Odesur 2026, que se construirá en el ex Batallón 121 de Rosario, y el programa de urbanización de la zona de la cabecera del puente Rosario-Victoria.
Según la información a la que pudo acceder este cronista, en el parque de la Cabecera se planea construir un total de un millón de metros cuadrados. Sí, escuchaste bien: un millón de metros cuadrados.
Hay algo importante por definir: si se construye o no el Puerto de la Música. Por las dudas, el gobierno de Pullaro, con la anuencia de Javkin y Maglia, ya ha empezado a manejar un plan B que consiste en construir un espacio para espectáculos públicos. Esto será así si el estudio de Niemeyer no acepta que el Puerto de la Música se haga en otro lugar al pensado por el fallecido arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.
El gobierno de Pullaro también ha considerado que el proyecto contará con la firma de otro profesional de renombre. Con la tuya, contribuyente. Por si no te quedó claro: se va a pagar a un profesional reconocido internacionalmente para avanzar con un proyecto cementicio. Los nombres que circulan son los del tucumano César Pelli y el portugués Álvaro Siza, entre otros.
Lo único que está claro es que el Estado pone la tierra y los privados hacen las obras. Como te hemos dicho varias veces, el proyecto de Pullaro, Maglia y Javkin no es progreso; es extractivismo urbano.
La unidad de gestión estará a cargo de Jorgelina Paniagua, una arquitecta que fue secretaria de Obras Públicas provincial cuando Miguel Lifschitz era gobernador y que durante los últimos años trabajó en los equipos del intendente rosarino Pablo Javkin. El equipo de Paniagua trabajará en conjunto con funcionarios de Hábitat, el exministro de Obras Públicas de la provincia Julio Schneider y representantes del Ente de Coordinación Metropolitana (Ecom). Todos elaborarán un master plan donde se definirá, entre otros temas, la reconversión del Remanso Valerio, la reubicación de algunas familias y cómo se vincula todo el proyecto con Rosario para garantizar una integración que, de alguna manera, borre los límites jurisdiccionales.
Una nueva confirmación de que Baigorria perderá su identidad para convertirse oficialmente en el patio trasero de Rosario. El Puerto de la Música o el centro cultural que lo reemplace, como te contamos en Crónicas de Baigorria, ha despertado el interés de célebres desarrolladores como Elzstain y Constantini, dueños de Cresud y Nordelta. Sin embargo, todo indica que es muy probable que se avance en la conformación de consorcios mixtos, como ocurrió en el ex Batallón donde la licitación fue ganada por una Unión Transitoria de Empresas en la que se asociaron los grupos Eskenazi y Eurnekian con la constructora rosarina Pecam. Es decir, es un juego donde los especuladores ganan y los ciudadanos pierden. Salvo que este cronista esté equivocado y las construcciones realizadas por estos grupos hagan que el valor de la vivienda se derrumbe, facilitando, por ejemplo, que una familia del Remanso pueda comprar un piso frente al río.
Aquí siempre ganarán los mismos. Eso está claro.
Pero no termina ahí. Para construir un millón de metros cuadrados, el gobierno provincial lanzará un programa para formar personas en distintos oficios vinculados a la construcción. Se está avanzando en un acuerdo con la Cámara de la Construcción y con la Unión de Obreros de la Construcción (Uocra).
¿Quién puede oponerse a eso? Con la pobreza alcanzando el 52% de la población en el primer semestre, según la UCA, ¿quién puede oponerse a un proyecto que promete trabajo y revitalizar la economía? ¿Los políticos que mediante cooperativas y planes sociales cooptaron durante décadas la voluntad de un ejército de pobres? ¿Los que no tienen acceso a un trabajo digno por culpa de los políticos que nos trajeron a tener un 52% de pobres?
Si con el esquema propuesto ganan los grandes grupos empresarios como Cresud e IRSA, los locales como Pecam, Obring y otros tantos, los beneficiarios de planes sociales, las cooperativas de trabajo, y los políticos que podrán mostrar cómo nos traen el progreso, ¿a quién le importará que se pierda espacio verde público y gratuito, que se destruya la idiosincrasia de un barrio de pescadores y que se eliminen los límites jurisdiccionales y culturales de dos ciudades?
Seguramente les servirá para ganar elecciones a algunos oficialistas y a algunos que se autoperciben opositores. Seguramente algunos estarán contentos por estas obras o por la changuita que consiguieron.
“El ganador se lo lleva todo”, dice una vieja canción de ABBA. Aquí, los únicos ganadores serán Pullaro, Javkin, Maglia y los siete concejales que jugarán el rol que mejor les sale: el de ser funcionales a sus jefes políticos.
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