NO MUERDEN

NOS ESTÁN LLEVANDO PUESTOS Hay quienes esgrimen argumentos casi convincentes: son todos iguales. Y por eso no participan, no votan, votan por el menos malo o lo hacen en blanco. Y analizando las últimas elecciones en nuestra ciudad, los que no votaron representaron el 32% del padrón. Ese número me asusta y después pienso que allí puede estar la solución. Si uno se pone a hacer las cuentas, el 30 por ciento de los votantes de Baigorria significan 10.500 votos. Las suficientes para cambiar sustancialmente la composición del Concejo. Para eso se necesita, sobre todo, estar incómodo con quienes dicen representarnos. Se necesita también mirar alrededor empezar a participar para buscar soluciones y tener esperanzas en las construcciones genuinamente nuevas. Porque hoy, todos los que ocupan los lugares son parte del problema. Entonces, si alguien tiene unas mínimas ganas de cambiar la realidad, el momento de empezar es ahora. No parece extraño que tres de cada diez ciudadanos de Baigorria no vaya a votar. Pero es el momento de cambiar esa postura y hacerlo. Llegado el momento, hacerlo en defensa propia. En poco tiempo contaremos las historias de nuestros hijos y nietos en el exterior, veremos como se ensachan aún más las diferencias sociales, asistiremos impávidos a la desintegración de lo que era un proyecto de país inclusivo, con igualdad social y soberanía política. Si no empezamos ahora, la sociedad que soñamos va a desaparecer bajo el dominio de los ineptos buenos para nada que sólo aspiran a un carguito para salvarse o de los malos de siempre que piensan negocios y no gestión de los bienes comunes. Es nuestra obligación seguir intentándolo. Lo extraordinario sería que el 30% no siga cayendo en esa vieja trampa de que todos son iguales y por esto todo da lo mismo. Al fin y al cabo la participación y el sacrificio tiene un fin: que los malos de siempre no sigan haciendo las mismas cosas y que nuestros hijos y nietos no tengan que exiliarse porque nuestra tierra se convirtió en

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