NO MUERDEN

Virgen del Rocío, otro barrio olvidado por Maglia




OTRO BARRIO OLVIDADO


Según el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), cerca de 5 millones de personas viven en  los 5687 barrios populares que existen en Argentina.

Un barrio popular es, según el Renabap, un conjunto de un mínimo de ocho familias agrupadas o contiguas en donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a al menos dos servicios básicos (agua corriente, red cloacal y/o energía eléctrica con medidor domiciliario).

En nuestra ciudad hay 9 barrios populares . Sus habitantes viven  con sus derechos vulnerados. Vivir en un barrio popular en Granadero Baigorria es no tener acceso a los servicios básicos y la falta de infraestructura.

Elizabet y Lorena viven en el barrio Virgen del Rocío, un barrio de pescadores cuyo patio común es la playa que se mete en el Paraná. Enfrente está la isla de los Mástiles, al sur el Camping Municipal y al norte la Bajada Formosa.

En este barrio residen unas 30 familias, según los datos del  Observatorio de Barrios Populares del Renabap..

El barrio tiene algunas casas sobre el filo de  la barranca, en la avenida Costanera y también al pie de la barranca , sobre la costa del Paraná. No es fácil llegar allí abajo. Sólo se puede acceder  a través del río o bajando por alguna de las pocas escaleras que apenas se ven desde la calle.

Las escaleras son largas,empinadas,  resbaladizas, inseguras .

Eso hace que el barrio viva con cierta independencia respecto al resto de la ciudad.

Pero para Lorena, eso hace que el barrio prácticamente no exista en la agenda pública.”Somos el barrio olvidado”, dice Elizabet

En la costa se escuchan los ladridos de los perros que andan sueltos. Y también se  oyen las risas de los niños, que andan libres corriendo detrás de una pelota. Otro grupo de chicos, conversa sentados en una canoa y miran distraídos  a los adultos que hablan  de las cosas que hacen falta para que el barrio mejore.

—Cuando llueve los chicos no van a la escuela porque es imposible subir la escalera, dice Lorena.

Otras mujeres que  miran la entrevista reafirman lo que Lorena y Elizabet cuentan al cronista, pero no se acercan. Prefieren que otras digan lo que todas viven.

Se quejan del intendente, de algunos concejales, de muchos políticos.

El barrio  produce la basura que luego debe quemar porque no tienen contenedores ni ningún servicio de recolección de residuos  . Cuesta pensar que alguien en su sano juicio suba las largas escaleras para depositar su bolsa de basura en un contenedor. 

Eso es lo que necesitan.

 Eso es lo que piden.

Que les traigan contenedores para dejar la basura y que al menos una vez por semana la pasen a recoger.

“Cuando juntan la basura de Puerto Pirata podrían llevar las nuestra”, dice con cierta lógica un pescador que se suma a la charla.

“Pero el intendente sólo habla del proyecto de la costa desde hace años y mientras tanto seguimos viviendo con basura, con ratones gigantes”, dice alguien y una voz agrega fuerte: “¡ Y las yarará!” y todos recuerdan que no hace tanto tiempo que encontraron dos víboras en el acceso a una vivienda.

Elizabet dice que los políticos aparecen siempre en esta época y que después de las elecciones desaparecen. Y que ella está cansada. De las promesas. Y de los políticos.

Quiere que el barrio tenga contenedores y la posibilidad de contar con servicios de luz y agua.

Ahora tienen luz y agua, pero de manera informal. Y eso es un peligro. Y el intendente lo sabe. Y muchos concejales los saben.

No hay alumbrado público ni campaña de castración o de vacunación.

Las guarderías náuticas cortaron el camino y los vecinos  sólo pueden acceder por el agua o por arriba de la barranca a la Bajada Formosa . Las guarderías náuticas tienen sus costas limpias y sus escaleras seguras. Nadie sabe si pagan un canon. Entre el barrio Virgen del Rocío y la bajada Formosa hay tres o cuatro guarderías.

Mientras vamos juntos por la calle del barrio, algunos se asoman y miran detrás de las ventanas. Intuyo que muchos deben pensar que otra vez vino alguien a ver el barrio y no va a pasar nada nuevo.

Nadie hace nada, dice Lorena.

Y yo la miro. La miro a Elizabet. Y pienso que ellas si están haciendo algo.



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